Acorralado por la Federación Estatal de Organizaciones Feministas, que exigen la cabeza (nunca mejor dicho) del bicho por negarse a cumplir sus obligaciones maritales, este periódico ha logrado entrevistar al bicho bajo la promesa de no revelar jamás que se encuentra en una residencia de realojo en Navalmoral de la Mata, provincia de Madrid.
– Buenas tardes.
– ¡Dios mÃo! ¡Cierre esa puerta! ¿Le ha seguido alguien?
– No creo. Oiga, esos dos gorilas de la entrada que me han cacheado, ¿quiénes son?

– PolicÃa Nacional. Son del SUP. Ellos me cuidan.
– ¿De qué?
– ¡Dios! De ella. De Mariloli.

– ¿Mariloli?

– Mi señora.
– ¿Su señora? Disculpe, pero no entiendo.

– ¿No se ha enterado? ¡Me quiere comer!
– No exagere, bicho de mierrr… querÃa decir, don Marcelino.
– Llámeme Marce. Es como me llaman los amigos.
– ¡Quite, quite! A ver: eso de que le quiere comer su señora…
– ¡Empezando por la cabeza!
– Pero bueno, eso también me lo dijo mi mujer el otro dÃa y me lo tomé bien.
– ¡Ah! ¿Su mujer también es una mantis religiosa?
– Bueno, ella lo es, a su manera. No va mucho a misa… Yo procuro ir por los dos.
– ¿Pero de qué puñetas habla? Digo que si es un insecto mantodea, de la familia Mantidae.
–Mantidae…. no. Ella es MartÃnez de primero. El apellido de su madre es Troquera.

– ¡Ay , Dios!
– ¿Reza usted? ¿De verdad teme por su vida?

– ¡Hijo! ¿Sabe usted algo de las mantis?
– Que me dan calorciti cuandi tengui frÃi.

– Me cae usted como una patada en el hemotórax.
– No, hombre, que estaba de coña… A ver. Pues no, de las mantis. Es que el redactor que tenÃa que venir está enfermo

- Pues verá usted, resulta que las hembras de las mantis religiosas suelen devorar al macho…
– ¡Huy! ¿Por qué?

– Una teorÃa muy extendida es que somos nosotros los que nos ofrecemos a ser devorados para, mientras tanto, distraer a la hembra y fertilizarla…
– ¿Fertilizarla? ¿Quiere decir usted que lo que hace es…?
– Exactamente.
– Jijjiijijijiji…

–  ¿De qué se rÃe?
– Nada, jijijijiji, es que me hace gracia hablar de estos temas, jijijijiji…
– No sea niño. Y claro, el caso es que a ella le gusta…
– ¿Le gusta que la fertilicen…? Jijijijijiji…

– No, me referÃa a que…
– Jijijijijijiji, jujujujuju, jojojojojojo…
– Se está pasando usted.
– Jjjajajajjaja, jajajajaja, jojojojo, perdone, jojojojoo…

– A ver. La cópula es un acto que…
– ¡Hala! ¡Ha dicho cópula! Jojoajojaojaojoaojojajajaja…

– Es usted idiota, joven.
– Jjajaoajajauajajajatahashdhahahdgggghh, cof, cof, cof. ¡Que me atraganto!

– Estoy por comérmelo…
–  Pppfftftftfjojojojo… ¿Y también me va a fertilizar…? ¡Juauajjajjuajauuajuaaaaa…!
– Apague la grabadora. Aquà termina la entrevista.