
“No podemos hacerle esto”, “Un disgusto así le mataría”, “No se lo iba a tomar bien”, “Quita, quita… Con lo sensible que es el presidente para estas cosas”, “Acordaos de la última vez que perdió, el disgusto más tonto que llevaba…”. Estas excusas, y otras de carácter técnico como “tengo un pato en el horno”, “espera que tengo que ir al baño y ahora mismo vuelvo”, “mira, detrás de ti, un mono con tres cabezas” y “pido no”, son los argumentos de la totalidad de los cargos de la Ejecutiva Nacional del Partido Popular para negarse a ir a ver a Mariano Rajoy y decirle que, en realidad, perder más de cuatro millones de votos, un tercio de los diputados y estar a merced de que PSOE y los chavistas perroflautas de Podemos no pacten, “no es lo que vendría siendo una victoria”.
“No hay huevos –asegura una fuente próxima al PP a este periódico-, sobre todo después de recordar la colleja que le metió el presidente a su hijo pequeño cuando este dijo la verdad en la COPE sobre la mierda de comentarios de Manolo Lama en el videojuego Fifa16”.
A estas horas, la solución ofrecida por la vicesecretaria general del Partido Popular, Andrea Levy, de echarlo a la pajita mas corta, está siendo ampliamente discutida después de que Javier Arenas pidiera un informe técnico acerca de lo que se entiende por pajita y, sobre todo, por corta.
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